El parquet clásico por excelencia es el parquet hecho de la robusta madera de roble. Se trata de un material duro y fácilmente adaptable a cualquier estilo decorativo. Es, para muchos, la opción perfecta. Sin embargo, hay muchos otros tipos de madera perfectamente capaces de disputarle el éxito. Solo se trata de ver qué criterios se consideran a la hora de elegir un revestimiento para el suelo.
A la hora de elegir un suelo de madera, muchos van directo a los suelos hechos de madera de roble y la verdad es que razón no les falta. El roble es una madera con grandes cualidades que la convierten en un material muy apropiado para un revestimiento de suelo. Pero, ah, ¿y qué hay del parquet de madera de arce o de nogal? ¿Qué nos pueden ofrecer estas otras opciones? ¿Pueden ser tan válidas como la madera de roble? No es una pregunta que se pueda responder a la ligera, sino que hay que sopesar cuáles son las características de cada una.
El roble es un árbol muy extendido; prácticamente podemos encontrar robles por todo el hemisferio norte y no solo en Europa. Algunas especies de roble también se encuentran en América del Norte. La madera de roble es muy apreciada en la construcción y en la fabricación de muebles porque tiene un veteado muy uniforme, es muy dura y, sin embargo, también es ligeramente elástica. Además, como la mayor parte de madera de roble que se usa aquí proviene del mismo continente europeo, la huella ecológica es inferior a la de las maderas tropicales.
Actualmente, los clientes son perfectamente conscientes de que el roble se usa en la fabricación de numerosos objetos decorativos. Asimismo, se pueden encontrar muebles y suelos de roble con colores muy variados: desde tonos prácticamente blancos hasta negros intensos. El roble es una madera que se puede trabajar muy bien y de muchas maneras. Se puede decapar, aceitar o ahumar, entre muchas otras posibilidades. Y gracias a su aspecto rústico, es prácticamente inherente a los diseños interiores al estilo casa de campo.
La dureza de una madera se expresa con la escala Brinell. Para determinar la dureza de la madera, se coloca una bola de acero de 10 mm de diámetro encima del material que se quiere poner a prueba y se aplica una fuerza de entre 100 y 1000 N durante unos segundos. A continuación, se retira la bola y se mide la abolladura que ha causado en la superficie. Así es como se mide la dureza de la madera. Cuanto más alto sea el valor de dureza Brinell, más dura es la madera. La madera de roble o la madera de haya son relativamente duras, mientras que la madera de pino o de abeto tienen una dureza Brinell comparativamente más baja y son claramente más blandas. Así, pues, estos tipos de madera son más delicados si lo que queremos es un suelo de madera genuina porque fácilmente pueden mostrar hendiduras y arañazos. Teniendo en cuenta el coste y el trabajo que implica colocar este tipo de revestimiento para el suelo, es mejor prevenir que curar.
Sin embargo, en Europa podemos encontrar otra madera de una especie de conífera muy interesante y con un veteado con contrastes: el alerce. Se trata de una madera muy resistente a la intemperie que se usa a menudo en exteriores, como, por ejemplo, en las terrazas. Sin embargo, no es la mejor opción para revestir el suelo de zonas concurridas porque tiene una dureza más bien baja.
Gracias a su intenso color, la madera de arce se considera una madera noble. La madera de arce europeo se caracteriza por su color armónico y veteado fino, y por su estructura lisa y homogénea. Por un lado tenemos el arce blanco, cuya madera es muy clara y ligeramente amarillenta; por otro lado, la madera del arce real presenta un tono rojizo muy particular. La madera de arce de tonos claros se usa a menudo en los interiores diseñados al estilo nórdico.
En términos de dureza, la madera de alce es equiparable a la del roble y es una buena alternativa si lo que nos gusta es el toque que aportan sus tonos claros y suaves. Al tratarse de una madera con un aspecto neutral, combina muy bien con estilos decorativos muy distintos y al tratarse de una madera que nos aportará un suelo de colores claros, podemos optar por tonos más intensos en las paredes.
La madera de haya es muy popular tanto en la fabricación de muebles como de revestimientos de suelo de madera porque es, esencialmente, la madera más usada en toda Europa.
Tiene una estructura suave y armónica, y un color con un tono ligeramente rojizo. Combinada con paredes blancas y un interior con decoración de estilo natural, el parquet de madera de haya es una excelente opción a nivel estético. Sin embargo, este tipo de madera tiende fácilmente a hincharse y a menguar, así que tan solo se debe colocar en interiores secos y con una humedad muy constante en el ambiente.
Cada tipo de madera tiene sus ventajas y sus desventajas y, por lo general, a la hora de elegir una debemos tener presentes las exigencias a las que vamos a someter la madera en cuestión: