Nuestro día a día suele ser frenético, ruidoso y nos inunda con multitud de estímulos. La vida nos ofrece muchísima información cada día y el multitasking determina nuestra vida cotidiana.
Nuestro día a día suele ser frenético, ruidoso y nos inunda con multitud de estímulos. La vida nos ofrece muchísima información cada día y el multitasking determina nuestra vida cotidiana. Por eso, cada vez más ansiamos un lugar de retiro. Un hogar en el que poder descansar, desestresarnos y recobrar fuerzas. Buscamos un entorno que sea totalmente privado y personal, en el que podamos concentrarnos únicamente en lo esencial y en el que nos sintamos bien. Sin ningún tipo de distracción y sin factores perturbadores.
De esta ansia de paz interior y equilibrio surgió el estilo kinfolk. De hecho, el kinfolk es más que un estilo. Es una forma de entender la vida que influye en nuestro día a día y en nuestra vivienda. El kinfolk nos permite convertir nuestras 4 paredes en nuestro lugar de retiro totalmente personal. Con menos distracciones, menos factores perturbadores, menos información, menos muebles y apostando por las formas claras.
El kinfolk surgió en los Estados Unidos. Inicialmente, el nombre «kinfolk» es conocido por la popular revista del mismo nombre originaria de los EE. UU. y por el libro «The Kinfolk Home», de Nathan Williams. La revista trata temas relacionados con la vida moderna y minimalista. Este estilo está inspirado en el modo de vida de la comunidad amish y aboga por la naturalidad, la sencillez, el individualismo, la armonía, la familia y el disfrute. Para los amish, la naturaleza, la vida rural y las cosas sencillas determinan la vida y la vivienda. La idea del kinfolk es vivir de manera que permita a las personas concentrarse en lo verdaderamente esencial. Vivir, a ser posible, sin distracciones que molesten, en un entorno armonioso y distendido. En una casa con pocos muebles y elementos decorativos, pero bien seleccionados. El kinfolk apuesta por un estilo minimalista y acorde con los tiempos actuales, en un hogar en un entorno reducido que nos llene de armonía y nos inspire tranquilidad y claridad.
El estilo kinfolk se caracteriza por espacios sencillos, una decoración sin adornos y superficies sosegadas. Asimismo, en este estilo también tienen cabida piezas de mobiliario clásicas, de alta calidad y de líneas claras, además de objetos de arte tradicionales. Las líneas rectas y el diseño sobrio tienen un efecto relajante y tranquilizante en nosotros, de modo que nos creamos nuestro propio pequeño «lugar de retiro». Todos los muebles, materiales y elementos decorativos se seleccionan y combinan con esmero. Todo tiene su lugar y todo actúa ordenando y calmando nuestra mente. Además, a la hora de decorar el espacio, se da gran valor a los objetos artesanales y sostenibles.
El estilo kinfolk es el resultado de la combinación de detalles sencillos para conseguir clásicos modernos elegantes. Las características básicas que definen el estilo kinfolk son las formas claras, los materiales naturales y las superficies como la piedra, la piel o la madera. La antigüedad de los materiales, esto es, la pátina, hace que con el paso del tiempo las superficies sean más valiosas, agradables y bellas. Y es que la belleza auténtica de los materiales que se utilizan en el interior de una casa irradia calma y fuerza.
Según dicta el estilo kinfolk, las paredes se pintan de un solo color o bien se revocan artesanalmente o se enmasillan para dejarlas lisas. De esta manera constituyen un fondo sereno sobre el que colocar muebles de diseño seleccionados, objetos de arte tradicionales y cuadros personales. Igualmente, los tejidos artesanales, el lino o el algodón no pueden faltar en un hogar de estilo kinfolk. Los textiles sostenibles y de comercio justo también encajan dentro del estilo de vida y de vivienda kinfolk.
Los colores típicos kinfolk son los colores de la tierra y la naturaleza, como el blanco natural, el beige y los tonos arena y marrones. El verde, el gris y el negro pueden añadir un toque de color al conjunto.
Menos es más. Menos distracciones y un diseño sobrio tienen un efecto relajante y desestresante en nuestra casa. Por eso se necesitan menos elementos decorativos y accesorios de gran valor, pero los que hay se seleccionan con esmero y se colocan a conciencia. También algunos objetos cotidianos se convierten en piezas de diseño y objetos de colección.
Especialmente los clásicos del diseño encajan a la perfección en un conjunto de estilo kinfolk, independientemente de la estancia en la que se coloquen: en la cocina, el dormitorio o la sala de estar. El diseño sin adornos se refleja muy bien, p. ej., en el Egg Chair de Fritz Hansen. Este elegante y cómodo sillón todavía se fabrica hoy en día artesanalmente con un trabajo laborioso. También la Pampa Mariposa Butterfly Chair de cuero y los colgadores de madera de Muuto representan el estilo kinfolk. Sus formas, además de los materiales naturales como el cuero y la madera, infunden fuerza y calma, por lo que son elementos estilísticos perfectos. Igualmente minimalistas son la clásica silla cantilever de tubos de acero de mediados de siglo, obra de Thonet, o las sillas Harry Bertoia de Knoll International. Estas sillas acentúan el diseño sobrio.
Por su parte, el diseñador italiano Piero Lissoni nos muestra que una cocina moderna también puede ser un lugar tranquilo. En las elegantes cocinas de la firma Boffi, todas las comodidades técnicas modernas y funciones sofisticadas se esconden detrás de un frontal minimalista. Las superficies de mármol y de madera prácticamente no tienen juntas, de modo que aparentan ser superficies totalmente homogéneas. De esta manera, la cocina se convierte en una obra de arte relajante.
El suelo es la base de la decoración interior y puede ser amplio y relajado. Un revestimiento de suelo de un material natural, como la madera, la piedra o el corcho, o las innovadoras baldosas de materiales totalmente naturales, no solo proporcionan un ambiente agradable en el hogar, sino que crean una conexión del ambiente con la tierra y se adaptan perfectamente a diseño típico kinfolk.
Un parquet en roble claro o miel aporta naturalidad y armonía al espacio. En cuanto al formato, los grandes tablones de casa de campo son especialmente idóneos porque acentúan muy bien la superficie tranquila del suelo. Especialmente el parquet con un aspecto no demasiado rústico resulta muy agradable a la vista.
También un suelo de diseño con aspecto de madera o un suelo laminado son una atractiva alternativa al clásico suelo de madera por su facilidad de cuidado y su resistencia al desgaste. Otro valor añadido es que, particularmente cuando se trata de una renovación, se buscan revestimientos de suelo con pocos milímetros de grosor, y aquí el suelo de diseño marca la diferencia.
Con baldosas Nadura se puede crear un revestimiento de suelo muy especial. Nadura está compuesto de fibras finas de madera con ingredientes minerales formando un material resistente como la piedra y al mismo tiempo agradable y cálido como la madera. El Nadura es un revestimiento de suelo perfecto incluso para las zonas de la casa que se utilizan con más frecuencia. Especialmente con las baldosas grandes en tonos oscuros, el espacio adquiere un aspecto de tierra y se crea un excelente ambiente tranquilo.
Con kinfolk y un estilo minimalista acorde con los tiempos, el propio hogar se convierte en un lugar en el que reina el bienestar y la armonía dentro de una estética elegante. Porque menos también puede ser más.